Cuando escribo en este blog a veces me siento y redacto rápido, fluido, no hace falta casi ni pensar, pues traigo un tema sobre el que llevo días cavilando. Otras veces en cambio dejo que la inspiración simplemente aparezca. Hoy llevaba ya vario minutos y ni una cosa ni la otra, la musa no quería llamar a mi puerta. Le he pedido a Lola, mi hija pequeña, que me dijera la primera palabra que se le viniese a la mente. Sin pensarlo me ha contestado: ÁRBOL. Y con la misma velocidad que ella me ha respondido mi cerebro ha conectado con el tema que hoy quiero compartir contigo.

 

Hace mucho tiempo escuché por primera vez una metáfora que me encantó. Seguramente otras muchas personas habrán escrito y hablado ya sobre esto, porque verdaderamente es algo que merece la pena ser contado y escuchado. Espero que igual que a mi me sirvió a ti te inspire y ayude.

 

El mejor legado que podemos dejar a nuestros hijos son unas buenas raíces y unas alas inquebrantables.

 

Las RAICES son el origen, alimentan y sustentan al árbol. Las raíces nos recuerdan de dónde venimos. Si las raíces son fuertes el árbol no caerá ni aunque le azote un fuerte vendaval. Las raíces son nuestro punto de apoyo, de contacto con el mundo. Las raíces son el punto de equilibrio que todo árbol y persona necesita para crecer centrado, seguro, confiado. Bien anclado al suelo, con los pies en la tierra, con las ideas claras, con tu centro equilibrado.

 

Las ALAS son nuestra libertad, nuestras ganas de volar, nuestra independencia, nuestra autonomía. También representan nuestra creatividad, entendida como poder de decisión y resolución de conflictos, y la posibilidad de volar mas alto o mas bajo, somos responsables del destino al que queremos llegar, nosotros elegimos dónde queremos ir.

 

Ojala seamos conscientes de la importancia de regalar a nuestros hijos unas raíces sanas, fuertes, nutridas en valores, y unas alas que les lleven muy lejos, sin miedo a perderles, porque cuando las aves emigran siempre vuelven a su hogar, a su punto de partida, recuerdan dónde está lo que de verdad importa, tienen claro su norte.

 

¿Tienes claros los valores que quieres transmitir a tus hijos? ¿Se los estás transmitiendo? ¿Habías pensado en esto alguna vez? ¿Lo tienes todo muy claro en tu cabeza pero no lo pones en práctica? Una vida plena, llena de sentido y bienestar requiere que nuestros valores, nuestras guías, lo que pensamos y decimos esté alineado con lo que hacemos. Somos el modelo en que se fijan nuestros hijos. Copian lo que hacemos, mas que lo que decimos. Nuestros valores son sus raíces, su fuente de seguridad, su arraigo familiar. Si alguna vez se pierden sus raíces y sus valores seguro que les ayudan a encontrar el camino de nuevo.

 

¿Tienes miedo de que algún día tengan su propio criterio, que piensen de modo diferente a como tu lo haces? ¿Te asusta que tu hijo pueda distanciarse? En realidad es muy sano volar, emigrar, crecer. Asusta mucho soltar pero es la única manera de que se hagan responsables, autónomos e independientes. Dueños de sus propias decisiones y acciones. Personas adultas y seguras de sí mismas, con autoconfianza. Desde luego habilidades importantísimas para un “tranquilo” recorrido por la vida. Así que no pierdas nunca la oportunidad de que batan sus alas, las ejerciten y vayan haciendo pequeños vuelos cada vez mas largos.