Cuando eliges vivir con alguien en pareja, das un gran paso en tu vida. Te cases o no, ésta se convierte en tu familia mas próxima.

 

Tu familia de origen seguirá siendo importante: tus padres, tus hermanos, tus abuelos, tus primos, tus tíos, etc. Puede ser que algún día tengas el deseo de aumentar tu nueva familia y empiecen a llegar los hijos. Lo que quiero resaltar es la importancia que tiene esta persona en tu vida, el compromiso que adquieres con ella. De una forma o de otra, con hijos o sin hijos, con tu familia de origen mas o menos presente, tu pareja se convierte en tu nueva familia. Y esta idea es muy, muy importante, ya que los cimientos de una familia bien construida y equilibrada los conforman la unión de dos personas y la relación que empiecen a crear y cultivar. Mas adelante, cuando lleguen los hijos, se habrán sentado las bases para que la familia viva en armonía y paz.

 

Es vital dedicar tiempo y amor a la construcción de esta relación. Me gusta muchísimo utilizar metáforas para transmitir aquello que quiero contar o explicar. Para mi la construcción de la relación de pareja es como un jardín. En un jardín hay mucho trabajo, siempre, y el jardinero no se puede despistar ni un solo día si no quiere que la mala hierba se apodere de ese jardín. Los jardineros serian las dos personas que forman la pareja, el jardín sería la relación de pareja, y las mala hierbas las posibles crisis. Los jardineros tienen muchas tareas que hacer: regar, cortar el césped, abonar, plantar flores y árboles, podar, recoger las hojas caídas, fumigar… El jardín, esa relación de pareja, lucirá bello, cuanto mas lo cuiden. Y se arruinará en cuanto lo descuiden. Por eso no te olvides de cuidar cada día tu jardín, tu relación.

 

Me enternece y admiro cuando voy por la calle y veo a dos ancianitos cogidos de la mano riéndose a mandíbula batiente. Seguro que han tenido muchos problemas, seguro que han librado muchas batallas, seguro que se han desvelado alguna noche, y aun así siguen juntos además de felices. Seguro que entendieron que merecía la pena cuidar esa relación y disfrutar de ella. Porque también veo por la calle ancianos que se gritan y faltan al respeto a menudo (estoy pensando en unos vecinos), que en lugar de ayudarse se ponen la zancadilla, y que sacan lo peor del otro. En este caso mas bien se soportan, conviven bajo el mismo techo pero no percibo mucho amor. Y si, llevan toda la vida juntos, aguantándose, lo que pasa que en algún momento se perdieron y dejaron de disfrutarla. Perdieron la oportunidad de vivir con alegría, desaprovecharon el regalo del amor, y se enfocaron en el desamor. Porque al final la vida es la que es, con mas o menos dificultades, con mas o menos alegrías, con mas o menos acontecimientos, pero somos cada uno de nosotros los que podemos elegir cómo queremos vivirla. ¿En qué te quieres enfocar tú? ¿En las virtudes de aquella persona que un día elegiste o en sus defectos? Esto, ni mas ni menos, y así de fácil, es lo que marca la diferencia.

 

La vida en pareja puede ser un regalo o un dardo envenenado. ¿Y qué se puede hacer para vivirla de una u otra forma? De momento te apunto cinco acciones, obvias, y aparentemente sencillas, pero que a veces, o no somos conscientes de ellas, o nos cuestan un montón:

 

  • Lo primero elegir cada día cómo quieres vivir esa jornada. Porque al final la libertad de elegir cómo quieres vivir la vida es tuya y de nadie mas. Puedes poner mil y una excusas para vivir quejándote, o puedes elegir mil y una razones para sonreír. ¡Elige cada día cómo quieres vivir!

 

  • Lo segundo enfócate cada día en tu objetivo. Puede pasar que aunque quieras el regalo, (porque no creo que muchas personas elijan una vida envenenada), las dificultades propias de la vida te desanimen y hagan que pierdas el foco en lo que de verdad te importa. Por eso es bueno poner el foco en esa vida que has soñado y elegido. ¡Enfócate en la vida que quieres!

 

  • En tercer lugar esfuérzate cada día en pasar por alto los defectos del otro y apreciar mas sus buenas acciones. No siempre es fácil poner buena cara al mal tiempo. A veces nos levantamos con el pie izquierdo y eso marca el resto del día. Requiere esfuerzo pasar por alto las mil y una chorradas que nos sacan de quicio del otro. Y a veces nos cuesta un mundo reconocer y valorar lo que otros ¡Esfuérzate cada día en pasar por alto pequeños defectos y valorar mas sus detalles y buenas intenciones, merece la pena!

 

  • Perdona al otro cuando te ofenda y te pida perdón. Es un regalazo que alguien te pida perdón y se disculpe cuando ha metido la pata contigo. Instalarse en el rencor no beneficia a nadie, así que: ¡Perdona de corazón siempre que puedas!

 

  • Pide perdón cuanto seas tú el que metes la pata. Aunque no haya mala intención a veces nuestras acciones pueden herir a los demás. ¡Pide perdón mas a menudo!